'Fué un impulso, perdón' la excusa perfecta para justificar ese mensaje, ese beso, ese grito o maltrato.
Cuando mandás un mensaje por impulso, fleccionar las piernas es escribirlo y apretar 'enviar' es estirarlas.
Cuando gritas por impulso, la primer palabra que pronuncias es la fleccion de piernas, y con la última, la mas dura, las estirás.
Los impulsos no suelen notarse hasta que terminan, hasta que sufrimos las consecuencias, hasta que vemos los resultados.
La cara de la persona impulsiva cuando termina de efectuar el impulso, esa cara yo pienso que es genial.
No tiene justificación alguna arrepentirse de los impulsos, los impulsos solemos hacerlos efectuarlos por cosas y pensamientos que fuimos acumulando adentro, soltamos todo de una.
Yo no los pienso como una desconexión de cablecitos en el cerebro, los pienso como una necesidad. Los impulsos son como una persona borracha, develan la identidad propia, hacen mostrar la hilacha y por eso no nos gustan. Pero afrontemoslo, con una mano en el corazón y otra en la cabeza, ningun impulso tiene origen desconocido.

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